Caso a abordar: cambios en la explotación de soja en la Argentina a partir de innovaciones en biotecnología relacionadas con la 3ra Revolución Industrial.
El modelo de agricultura industrial, impulsado durante el período de crecimiento del modelo neoliberal, se manifestó en Argentina, entre otras cosas, con el auge del cultivo de la soja. Dicho cultivo, que empieza a realizarse a gran escala en los años 70’, toma una dimensión muy importante a mediados de los 90’, cuando se libera al mercado el cultivo de la soja transgénica. Se trataba de la aplicación tardía en nuestro país de algunos rasgos de la “revolución verde”. A partir de entonces, la Argentina se transforma en uno de los principales países del tercer mundo en el que se impulsan los cultivos transgénicos.
La transformación del campo argentino comenzó entonces a sustentarse sobre la soja y el paquete tecnológico que la acompaña, a costa de la ganadería y otros cereales tradicionales. Esta aplicación tardía de la revolución verde se asocia con la revolución biotecnológica y la ingeniería genética relacionada con la difusión masiva de las semillas transgénicas. La biotecnología es el conjunto de técnicas y procedimientos empleados por el hombre para manipular organismos vivos, con el fin de satisfacer sus necesidades mediante la obtención de productos e insumos. La aplicación de la biotecnología en la agricultura ofrece posibilidades en dos ámbitos: mejoramiento de las especies y bioconversión de productos y desechos agrícolas para producir energía y alimentos. El desarrollo de estas técnicas requiere de un alto nivel de I+D, por lo cual casi su totalidad se encuentran en manos de grandes empresas. Sus impactos no sólo involucraran el medio ambiente del cultivo, sino que alcanzan a generar profundos cambios tecnológicos, económicos, ambientales, sociales y legales. La biogenética es una nueva tecnología que permite modificar los productos genéticamente, cuya aplicación permite mejorar la eficiencia y productividad y crear nuevos productos agrícolas o insumos para la agricultura.
Hacia mediados de los 90’, con el salto tecnológico mencionado, comienza la implantación de la semilla transgénica de la soja conocida comercialmente como RR (Roundup Ready) que es la marca comercial del glifosato. Este es un herbicida sistémico de amplio espectro, no selectivo, por lo que hasta antes de la aparición de las sojas transgénicas debía ser aplicado en barbecho, pre siembra o preemergencia, dado que ataca tanto a las malezas como al cultivo en desarrollo vegetativo. En la actualidad, con las sojas resistentes, la aplicación del herbicida no se circunscribe a estos períodos, sino que su utilización se puede extender a casi todo el ciclo. Tanto la semilla RR como el glifosato son producidos por la empresa multinacional Monsanto.
Con el surgimiento de los transgénicos comienzan a tener una enorme primacía a escala mundial las grandes empresas semilleras trasnacionales, que combinan su producción o difusión de semillas con la de los agroquímicos, producidos por ellas mismas.
Frente a la manipulación biotecnológica de los alimentos se ha desencadenado un debate entre quienes dicen que ella es la única herramienta para aumentar la capacidad de rendimiento de la agricultura y quienes afirman que esta técnica puede traer consecuencias graves para la salud humana.
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